Suelto de boca soberbio gesto,
abunda lejos un Vargas Llosa,
dueño de un Nóbel que da derechos
entrometido gana terreno,
se desahoga en exabruptos,
le sacan canas pueblos felices,
él ya lo sabe pero no afloja,
juega a dúo en su vejez
con el imperio,
discurso al ritmo de CNN,
sin que le importen pequeñas
historias que lo hicieron grande,
tan reaccionario que se volvió,
tan dinosaurio de ir repitiendo
consenso de Washington,
nacionalismo que alli defiende
como soldado y aquí condena
por cavernario.
Público fiel todo perdona
pero las mascaras no son eternas,
mortal al fin él se da cuenta,
poder de palabras que lleva dentro
y afuera hombres que son llorados
por otros hombres que no conocen
que no leyeron a Vargas Llosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario